Madeira

Madeira es un paraíso escondido entre las islas del Atlántico, una auténtica maravilla. Extraña que no tenga el renombre que se merece ni un puesto destacado entre los lugares de visita favoritos de las vacaciones veraniegas de Europa, pero eso también forma parte de su encanto. Todavía es disfrutable sin tener que aguantar largas colas ni espacios demasiado concurridos.

Este lugar es ideal para los amantes de la naturaleza, para quienes busquen relajación y para los que disfruten de la buena cocina portuguesa. No obstante es necesario destacar que no lo debemos confundir con las islas Canarias, de asombrosas playas de arena fina. Madeira no compite por sus playas sino por todo lo demás.

¡Bienvenidos a un viaje aventurero y asombroso!

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ITINERARIO

Nuestro itinerario recoge 7 días en la isla, que son perfectamente ampliables para quien prefiera descansar más tiempo o incluso repetir alguno de los enclaves. Nuestro hotel se encontraba en la zona de Calheta, el Savoy Saacharum. Muy muy recomendable.

Día 1:

La mejor idea para moverse por Madeira, y casi la única opción, es alquilar un coche. Y no hay momento mejor para hacerlo que en el aeropuerto al llegar.

Si, como nosotros, llegáis entrada la tarde, lo ideal es ir, tras haber dejado las maletas en el hotel, a ver el Miradouro do Cristo Rei y Funchal, en concreto a la zona antigua. Este barrio es famoso por varias cosas, destacando el Fuerte de Santiago y las puertas pintadas a lo largo de la Rua Santa María. Por las calles descubriréis puestos, tiendas, restaurantes con terrazas, y un muy buen ambiente. 


Día 2:

Tras una noche de sueño reparador, y un buen desayuno en el hotel, nuestro primer día completo de vacaciones en la isla empieza por una visita a la zona Este. En Machico podréis pasear por el pequeño pueblo y disfrutar de la playa antes de llegar a Caniçal. Éste último es pueblo de pescadores, y a primera hora de la mañana o última de la tarde es cuando más actividad tiene su puerto pesquero.

A continuación llega uno de los puntos clave de Madeira: la Punta de San Lorenzo. Una auténtica joya de la naturaleza, donde deberemos caminar azotados por el viento en un paraje idílico. No desesperéis y llegad hasta el final del camino, merece mucho la pena.

Para cerrar el día hemos reservado dos lugares muy especiales. En primer lugar el pueblo de Santana, donde encontraremos las famosas Casinhas, y en segundo no podemos irnos sin cenar en el espectacular Quinta do Furao


Día 3:

Tras un día intenso como el de ayer, la mejor idea es la de ir a relajarnos y disfrutar de las piscinas naturales de Porto Moniz. En este caso viajamos al Noroeste de la isla para darnos un chapuzón en un entramado de piscinas como nunca hemos visto. De camino, podremos disfrutar de las vistas desde el Miradouro de Santa.

Se puede acceder a las piscinas a las que va la mayoría de la gente, por un módico precio de 3 euros, o hacerlo gratis en las piscinas que son mucho más naturales, formadas entre rocas naturales. Ambas opciones son muy buenas, y se pueden combinar, aunque sin duda recomendamos las primeras, de pago, si se viaja con niños. 


Día 4:

De nuevo nos ponemos en marcha, en este caso para cambiarnos de isla. Si el tiempo acompaña no podemos dejar de visitar la isla de Porto Santo

Los amantes de las largas playas de arena quedarán encantados con esta actividad. Eso sí, debéis reservar el ferry con bastante tiempo de antelación, pues se llena día sí y día también, y los precios van subiendo a medida que se acerca la fecha.


Día 5:

Tras haber disfrutado de la playa en días anteriores, ahora nos vamos a centrar en el otro elemento imprescindible de la isla de Madeira: la montaña.

De camino a las cuevas formadas por los túneles de lava de la Gruta de Sao Vicente, pararemos en el Miradouro de Encumeada para disfrutar de la apabullante naturaleza de la Serra de Agua. Pasear por la zona, incluso tomando una de las rutas de senderismo es un acierto seguro.

Por la tarde, de vuelta a la costa sur, continuaremos nuestro ascenso a las alturas casi tocando el cielo en uno de los puntos más altos de Madeira: el Cabo Girao. Los más valientes podrán caminar sobre su suelo de cristal que da pie a una caída considerable...toda una hazaña para los más prudentes.

Finalmente, a una distancia corta en coche, nos encontramos con Cámara do Lobos. En Agosto son las fiestas del pueblo, y se anima mucho un ambiente ya de por sí festivo. Multitud de restaurantes, y de personas haciendo vida en la calle, reciben al turista con los brazos abiertos.


Día 6:

Un nuevo día y una nueva aventura para los amantes de la montaña. Sin duda es buena idea recargar fuerzas y desayunar fuerte para llevar con alegría un día que, aunque intenso en actividades, el viajero agradecerá de corazón.

Nuestro camino nos lleva al Arco de San Jorge en primer lugar. Pueblo de muy pocos habitantes, cercado por las montañas y el mar, es un buen lugar para pasear y observar desde la distancia de los miradouros. No obstante, ningún miradouro hará sombra al Miradouro do Guindaste.  La localización de este lugar hace que tenga unas vistas que difícilmente olvidaréis.

Sin embargo, aún nos queda lo mejor del día, que es la subida al Pico Arieiro. Ahora sí que nos encontramos en lo más alto de la isla, y como tal, os quedaréis asombrados con las vistas. Los más aventureros, y preparados, podrán hacer la ruta entre esta cima y el Pico Ruivo. Es una ruta de nivel medio-alto, pero también permite hacer sólo un tramo y volver. Sin duda alguna compensa el esfuerzo.

Cerramos la jornada visitando Curral das Freiras, un pequeño pueblo situado de manera imposible en una caldera entre montañas. 


Día 7:

En nuestro penúltimo día no podíamos dejar pasar una de las experiencias más originales de Madeira, como es acudir a la playa de Faja dos Padres.

Esta playa, situada en la parte inferior de unos acantilados, tiene únicamente acceso a través de un teleférico. Sí, es necesario bajar en teleférico para acceder y salir de ella. Y el trayecto es muy empinado.

De cara a mejorar la experiencia, recomendamos llegar pronto para poder aparcar en la calle del teleférico, y hacer la reserva del restaurante que hay abajo con tiempo. Se llena fácilmente. Encontraréis consejos de Restaurantes en nuestra sección dedicada.


Día 8:

Llegamos al final de nuestro viaje. Para combatir la tristeza de tener que abandonar este pequeño paraíso, hemos dejado una sorpresa para el final.

Hoy visitaremos la capital, Funchal. Casa del museo del personaje más famoso que ha producido Madeira: Cristiano Ronaldo, también podremos fascinarnos por el Mercado de Lavradores, las tiendas y corazón de la ciudad en la Avenida Arriaga y comer en el Puerto de Funchal.

No obstante, el objeto de nuestra visita se encuentra en Monte, donde subiremos en teleférico (o en coche si preferís) para visitar el Jardín Botánico y las maravillosas vistas de la ciudad. Allí se desvela nuestra sorpresa, que no es otra que hacer el recorrido de bajada en cesta de mimbre, una tradición de la isla tremendamente divertida y original. No dejéis de hacerla, será una historia que podréis contar a todo el mundo.

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